jueves, 23 de abril de 2015

VHS 2

Director: Simon Barret, Adam Wingard, Eduardo Sánchez, Gregg Hale, Gareth Evans, Timo Tjahjanto, Jason Eisener
Actores: Kelsy Abbott, Oka Antara, Samantha Gracie, Kevin Hunt
Género: Terror  
Duración: 96 min  
Año: 2013  
País: EEUU






Argumento

Una pareja de detectives busca a un estudiante desaparecido. Al acceder a su casa, encuentran unas cassettes de VHS y deciden visionar su contenido. De nuevo tenemos unas grabaciones en las que la violencia y los temas fantásticos se desatan, alcanzando cotas muy superiores incluso a la primera película de la saga. 
A parte del corte que une al resto, tenemos por un lado a un hombre que le colocan un ojo biónico tras sufrir un accidente. Ese ojo le hace ver seres fallecidos que lo persiguen.
La segunda historia es una de zombies, bestia y salvaje como ella sola, en la que un hombre que pasea en bicicleta por un parque forestal, se topa con un engendro del infierno...
La tercera trata sobre un grupo de reporteros que hacen una entrevista a los integrantes de una secta.
Por último, la cuarta historia, nos cuenta cómo unos extraterrestres se dedican a abducir a todo el que pillan.

Crítica

Cabe destacar que como poco tiene el mismo nivel que su antecesora, llegando en algunos punto a ser una verdadera locura, pero vamos por partes.
Tomando la película como un todo, ahora comentaré historia tras historia, cabe decir que los efectos especiales son mejores y abundan más. El grado de bizarrismo, salvajismo, o situaciones de locura extrema se incrementa hasta niveles que ni por asomo pude imaginar antes de verla. Desde luego goza del mal rollo de su antecesora y en algún corte se hace opresiva. A los que les guste el terror moderno, que no se espanten ante situaciones grotescas o primeros planos de gore, desde luego les va a encantar.

La primera historia se me asemejó mucho a la que Carpenter cuenta en "Bolsa de cadáveres". Es bastante buenecita, aunque tiene momentos que yo no comprendo, como por ejemplo, que la chica se presenta en casa del tio del ojo biónico sin más y le suelta el rollo, o que cuando el hombre ve a un fantasma, la chica le dice que la solución es que no mire al fantasma y se centre en ella, para lo cual, se pegan el revolcón padre...

La segunda historia es salvaje en algunos momentos, aunque bien es cierto que tiene unos altibajos demasiado pronunciados, pero en conjunto está bastante bien. Sangre a cubetada limpia, casquería fina en pleno bosque que no sorprenderá a los seguidores de los revividos zombies de éstos últimos tiempos tras la estela de The walking dead. Divertido, sin más pretensiones.

La tercera...ufff...¿cómo os explico yo esto? Al principio me dieron ganas de adelantarla y saltarmela, porque se me antojaba aburrida... menos mal que no lo hice, porque la que se desata es una locura tan demencial que agobia. Realista al cien por cien, claustrofóbica, opresiva, bizarra sería poco para nombrarla, brutalidad creciente sin freno según avanza y, en definitiva, un episodio muy difícil de superar porque, además de todo lo expuesto, goza de calidad en muchos aspectos. En varias ocasiones me recordaba a Polanski, Cronemberg o Carpenter. Terror extremo, locura total, demencial...

La cuarta, para mí fue la más sosilla, con el tema de las abducciones masivas vistas desde un grupo  y su perro, que es quien lleva la cámara todo el tiempo.

Resumiendo...  Abstenerse impresionables o personas sensibles, porque se puede hacer insoportable. A los aguerridos seguidores del terror independiente... muy recomendable.

Última claqueta

Retomando el tema del formato VHS y como dije en la anterior entrada, recordaremos hoy aquellos videoclubs, tan mágicos, en los que por veinte duros te llevabas a casa cualquier peli destinada a llamarse "de culto".

Sería allá por 1989 cuando en mi casa compramos un VHS. Anteriormente, mis padres adquirieron un BETA que les costó 100.000 pesetas en los antiguos Galerías Preciados.
A mi me daba que algo no iba bien, porque cada vez que acudía al videoclub, comprobaba que las estanterías de Beta siempre estaban con las mismas pelis o pocas novedades, en cambio las del VHS cada vez tenían más. Del sistema 2000 recuerdo una estantería donde se disponían unas sesenta o setenta cintas, pronto desapareció.
Con el tiempo, el VHS reinó en solitario en los videoclubs. Yo era tenía la tarjeta de socio de al menos tres de ellos y en otros sacaba con el carnet de un colega, con su beneplácito, claro está.
 Lo que más me gustaba era el momento en que elegías lo que te ibas a llevar, siempre que estuviera libre, por supuesto. Cogías una carátula enorme y te dirigías al mostrador. Allí, el dependiente te daba la cinta y colocaba la carátula original en el lugar del que había sacado la cassette.En aquellos días, no te apuntaban ni en un ordenador ni nada...en una ficha anotaban el número de orden de la película y listo.
Las novedades... era tarea casi imposible pillarlas, a veces me tiraba rondando el videoclub horas hasta que el gracioso de turno entregaba la cinta casi a la hora de cerrar, eso si la entregaba ese día.

Recuerdo que los viernes, mi colega de instituto y yo, locos perdidos con el cine fantástico, de terror y de acción, quedábamos a las cinco de la tarde, nos íbamos al videoclub de su barrio y allí cogíamos una peli. Luego, a comprar refrescos, palomitas, gusanitos y mil porquerias y nos cepillábamos Evil Dead, Brain Dead o La jungla de cristal, Aliens, el regreso, sin pestañear, haciendo ganas para, el sábado por la noche, ir al cine a ver algún estreno.
Llegó el día en que, como no se podían pillar cuando uno quería las novedades y cuando lo hacías, la cinta estaba ya en condiciones de derribo, tuvimos la genial idea de buscar un videoclub de un barrio menos populoso que el mío o el suyo y... lo encontramos. Allí había que trasponer cada viernes que se terciaba y casi siempre conseguíamos coger la película que buscábamos ver esa semana.

Los años pasaron y con ellos los VHS dieron paso al DVD. Para mí, ese formato no tenía el mismo encanto, pero por supuesto sí contaba con mayor definición, así que ya en solitario, continuaba alquilando mis pelis en los mismos locales de mi barrio. Ahora no había problema con las copias, ya que los establecimientos disponian de varias de ellas y en un par de semanas, como mucho, podías cogerla y sin problemas de que no se visionara correctamente.

El videoclub al que iba no era el grande del barrio, sino otro del que me hice cliente asiduo y el dependiente me conocía perféctamente. Un buen día, pude observar que junto a las películas, había carátulas de juegos de consola... internet hacía sus pinitos por aquellos tiempos.
 Un buen día, al ir a alquilar mi pelicula correspondiente, al entregar la original y no decir ni el número de socio, pues ya lo sabian de sobra, me dijo el dependiente que cerraba el chiringuito...
Fue como si me dieran una patada en los coj... me sentó fatal.
Pasaron los días y las estanterías se iban vaciando de todos mis héroes que, convertidos en objetos de segunda mano, se marchaban a terminar sus días en la colección privada de algún cinéfilo como yo, un merecido descanso del guerrero. Aún conservo los DVDs que compré antes de que cerraran, con su sello del videoclub.

Volviendo al VHS, cabe comentar que noto cierto resurgir entre los coleccionistas, pues varias cintas están alcanzando precios nada despreciables por tratarse de primeras ediciones. Me gusta el asunto, pues eso garantiza su continuidad, aunque sea de forma testimonial, entre amantes del formato, en cierta forma sigue vivo, aunque haya ya años que no se edite nada en VHS. ¿Quién sabe? ¿Y si alguien decidiera algún dia editar copias de VHS de tal película como se hace con los vinilos?
En este mundo nunca se puede decir de este agua no beberé. Yo conservo el que fue mi último vídeo VHS, mis cintas de toda la vida y las que voy encontrándome por ahí, las míticas de aquellos años, procurando que sean primeras ediciones, por si acaso...


"Estas cintas sólo afectan cuando las ves en el orden correcto"
 

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