Se suele decir que la música amansa a las fieras...
Bien es cierto que hay tipos de música para todos los gustos y dentro de lo que se refiere al cine, la música es una parte fundamental, imprescindible, porque incluso la ausencia de la misma ya es destacable, máxime, cuando nos encontramos con una partitura tan bella y evocadora de épocas pretéritas como la que nos ocupa.
Klaus Badelt nos eleva nota a nota hasta un futuro a miles de años de nuestro punto de partida, con una banda sonora hermosa, en la que todo se dedica al deleite auditivo, con sabor a siglo XIX, pero sobre una estructura un tanto new age.
Te aseguro que si la escuchas con unos buenos cascos, tumbado en la cama y con la predisposición suficiente, casi te eleva.
Por un lado,fuerza, por otro delicadeza, forman un cocktel ideal de sensaciones auditivas como pocas bandas sonoras he tenido la oportunidad de escuchar, y os aseguro, que he escuchado muchas, pero esta tiene algo de especial.
Realmente, es capaz de amansar a esa fiera que el día a día nos hace sacar de nuestro interior, calmandola, adormeciéndola,lenta y suavemente...
Cuando la escuché por primera vez, en un lejano cine de mis recuerdos, cerrado hoy en día al mundo real, presa como tantos otros, del sucio juego que el dinero comporta, a todo volumen, en aquella sala enorme, con un sonido por aquel entonces, el mejor de cualquier sala de mi ciudad, se convirtió a medida que avanzaba el metraje, en una de mis cinco bandas sonoras preferidas. Para mí es perfecta, retrata el espíritu del científico que busca un viaje más allá de lo posible, en su afan de volver atrás un hecho que destroza su vida, a la perfección. Sus pasajes en ese aterrador mundo del futuro que ideara Wells, son tan bellos que si has visto la película, te traen a la mente inmensos cañones flanqueados por verdes plantas y aguas que derraman su cristalino frescor desde alturas tremendas. Suena a biblioteca, de libros enormes cuyo saber es custodiado por el polvo que sobre ellos se amontona, a artefactos imposibles, a relojes de bolsillo y a huída...huída hacia adelante, intentando escapar de lo inevitable: el destino.
ÚLTIMA CLAQUETA
Viajar en el tiempo...
De todas las imposibles historias que el cine nos aporta, viajar en el tiempo es una, sino la que más, me fascina.
Si tuviésemos una sóla oportunidad de viajar en el tiempo, con billete de vuelta, por supuesto, a dónde viajaríamos...
Lo primero que me viene a la mente es un punto de la historia que fuese transcendental para la humanidad, un punto del pasado. Podría ser, por otro lado, una período de tiempo concreto, en el que no quisieras ver un hecho puntual, sino más bien, una forma de vida de otro siglo, en mi caso, viajaría al Renacimiento.
¿Más atrás? No sé... Más adelante... la época en la que se desarrolla la película, esa también estaría bien, finales del siglo XIX.
¿Y por qué no el futuro?¿Cuántos años serían suficientes recorrer para ver cómo ha evolucionado o involucionado el ser humano? A mí, con llegar a una época en la que los viajes a través del sistema solar fueran una realidad tan cotidiana como hacer un crucero por el Mediterráneo, me bastaba.
Sí... si sólo tuviera una oportunidad de viajar en el tiempo viajaría al furturo, para ver al pasado, ya tengo los libros de historia, sin dudarlo, viajaría al futuro.
Aunque...¿ y si viajásemos a ese punto de nuestra propia historia en la que pudiésemos encontrarnos con nosotros mismos y aquellos seres queridos que ya no están entre nosotros? Poder observar desde lejos cómo nuestra madre nos lleva por primera vez al colegio, la primera vez que vimos el mar, nuestro primer beso, o volver a ver a esa persona que se marchó al "otro lado del silencio"...
Tal vez, si pudieramos elegir un sólo viaje, no nos moveríamos mucho por esa línea temporal de nuestros recuerdos.
Los años pasan, se escurren como el agua entre las manos, sin que nos demos cuenta y el ser humano, en su imaginación infinita, busca esa forma de perpetuarse más allá de su propio tiempo, para lograr doblegarlo, para creerse dios del mismo.Sólo en nuestra mente es posible semejante hazaña, pues tenemos una máquina del tiempo muy cerca de nosotros, yo diría que nosotros mismos somos una auténtica máquina del tiempo. La clave para ello, más bien la llave, de esa máquina que nos transportará a donde queramos la tenemos en la frase que pronuncia el extraño ser que habita las cavernas de los morlocks y que es la esencia misma de la película:
"Todos tenemos una máquina del tiempo... el viaje al pasado son nuestros recuerdos... y al futuro... nuestros sueños..."
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