Actores: Tom Hardy, Charlize Theron, Hugh Keays-Byrne, Angus Sampson
Género: Postapocalíptica
Duración: 120 min
País: Australia
Año: 2015
ARGUMENTO
Un grupo de jóvenes muchachas escaban a bordo de un camión de una ciudad ruinosa y decadente situada en un futuro postapocalíptico.
En su camino se topan con un indivíduo que las ayudará en su periplo en busca de un futuro mejor, lejos de la tiranóa de un tal Inmortan Joe que tiene subyugado a todo el que vive en esa ciudad donde el agua y la gasolina son más valiosas que la vida.
CRÍTICA
¿Me oyes pasma? Soy el Jinete Nocturno...
Algo así debió pensar George Miller cuando se lanzó a rodar Mad Max: Fury road.
Como suelo hacer cuando una película me interesa más allá de lo que su trailer pueda proponerme y la voy a ir a ver sí o sí, no vi ni una sola escena de este film hasta sentarme en la butaca del cine.
Tengo que reconocer, que aunque mucha gente me había comentado que tenía una pinta estupenda, yo no estaba muy seguro de ello.
Mad Max irrumpe echando la puerta abajo de una patada y te sumerge en un mundo retorcidamente loco, salvaje y plagado de personajes singulares del cual sólo puedes ir engullendo imágenes sin descanso, una tras otras, mientras cada escena te sorprende más y más.
Y es que la trama es muy simple. Se trata de ir del punto A al punto B mientras te persiguen los malos y eso es justo la película, quiero decir que no es una peli de persecuciones de coches, sino una película con una única persecución, tan salvaje y brutal que se me asemejó a una caída desde una montaña rusa en la que el único momento de calma fue mientras comprabas la entrada en taquilla.
Miller ha cuidado su trabajo al máximo, ofreciendo guiños a los que hay que estar muy atento en referencia a las anteriores partes, como por ejemplo el aparatito de música que Max regala al niño de la segunda parte.
Fotografía increíblemente bien llebada y una banda sonora que no se limita a cumplir con las escenas de acción, sino que cuando hay que ser tierna y melancólica, lo logra de forma abrumadora. Lo cienrto es que la partitura es fundamental para dar a la historia ese toque melancólico, entre tanto hierro retorcido y neumático quemado. Muy buena B.S.O.
No hay descanso, golpe tras golpe, explosión tras explosión se avanza hacia el abismo de un mundo deshecho, involutivo, cruel y aterrador... aunque eso no es del todo cierto, porque ese mundo agónico, encierra una belleza enorme que Miller nos muestra desde el aire, con la persecución de fondo, lejos del ruido, polvo, sangre y humo, nos eleva por encima de todo, dándonos una bocanada de aire para sumergirnos de nuevo, con terrible mazazo, en las arenas del páramo más cruel y aterrador que pueda existir.
La belleza del paisaje desértico es increíble, logra meterte un instante de paz, desde la distancia, desde lo alto, como si quisieran decirte...descansa, toma aire...seguimos de nuevo... bajamos... al fuego...
Diálogos escasos, ni se fuerzan ni interesan, el mundo es un caos y lo que sobran son las palabras. El ser humano involuciona y pierde precisamente una de las facultades que lo humanizan: el lenguaje.
Max apenas habla, más bien gruñe, es desconfiado y solitario, sólo le interesa su camino hacia adelante, sin destino más alla de sobrevivir un día más atormentado por los fantasmas de su pasado que lo asaltan cuando menos espera.
Caso aparte es Charlize Theron.
Su personaje, mucho más perfilado que el de Max, es el verdadero protagonista de la película, dejándo a Max en un segundo plano que a mí, en cierta medida, no me hizo gracia. Yo quería ver al loco Max siendo el chulo de cada fotograma, en su estilo, en su línea. Pero lo cierto es que de esto me di cuenta cuando había acabado la película y ya había salido del cine. Max no es el verdadero protagonista, sino Furiosa (Theron).
Yo eché de menos un poco más de desarrollo de la historia, pues aunque la persecución es frenética y te enteras bien de todo por poco que hablen, pero no sé... me gusta que dediquen algo a contar cómo es la vida diaria en un hipotético futuro postapocalíptico.
Los personajes son los que cabría encontrar en un futuro donde la guerra nuclear ha debastado el planeta: deformes, enfermos, miseria...
El que controla el agua controla la vida.
La gasolina es tan necesaria como el agua.
Inmortan Joe me encantó, con su aspecto de personaje de tebeo, implacable y despiadado. El actor que lo interpreta es el mismo que en la primera Mad Max interpretase a "el Cortauñas", todo un regalo para los que como yo, crecieron viendo rugir una y otra vez el interceptor de Max, hasta el punto de saberse casi de memoria la segunda parte.
Que tome nota quien crea que deba hacerlo en Hollywood, porque este hombre de 70 años ha rodado una película de acción pura, inyectando nitroso en la arteria de todo espectador por cuyas venas fluya gasolina super de los años 80, dándole, literalmente, por el culo, a muchas producciones que decían que eran de persecuciones de coches, marcando un antes y un después. Esto son persecuciones de coches, aquí cuando respiras, es porque ya se han encendido las luces y te han abierto las puertas de salida de la sala...
George Miller consigue unir lo viejo y lo nuevo sin despreciar a los antiguos seguidores de la saga, consciente de lo que buscarán los que acudan a verla, ni a los nuevos, dándole una especie de A todo gas con esteroides.
ÚLTIMA CLAQUETA
"...mi vida se apaga...mi vista se oscurece...sólo me quedan recuerdos... recuerdos que evocan el pasado...un mundo de caos... este páramo... pero sobretodo, recuerdo al guerrero de la carretera. El hombre a quien llamábamos Max..."
Los mundos postapocalípticos han sido de mil y un tipos. Desde el mundo de agua de Waterworld a los desiertos de Mad Max, pasando por páramos helados de las recientes Colonia V y Snowpiecer.
Si pensamos durante unos minutos, realmente no es tan difícil que si algo ocurriese a escala global, el mundo se sumiría en el caos terrible que estas películas reflejan, incluso peor.
En un mundo donde todo está interconectado, donde los recuersos energéticos determinan ya la supremacía de una región u otra, si todo se fuese al traste por algún desastre, los que controlen lo que queda tendrían más posiblidades de supervivencia.
"Me llamo Max...mi mundo es fuego... y sangre"
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