Actores :Cristopher Lambert, Sean Conery,Clacy Brown, Roxanne Hart
Duración: 110 min
Género:Fantástico
País: Reino Unido
Año:1986
Connor Macleod, vive una vida normal de su tiempo y su país, Escocia, hasta que un día es herido en una batalla. Sus familiares lo dan por muerto ante la gravedad de las heridas sufridas y su sorpresa es tal que, cuando aparece como si nada una mañana, lo acusan de haber hecho un pacto con el diablo, teniendo que huír de todo lo que hasta ahora ha conocido y tenido por seguro, lanzándose a un mundo irreal del que no entiende nada, hasta que aparece Juan Ramírez-Sánchez Villalobos, quien será su mentor y lo enseñará a luchar, además de prevenirle contra las partes oscuras de la inmortalidad, una de ellas, la soledad.
Pero también aparecerá un personaje siniestro, proveniente de las estepas rusas, tan atíguo como la propia maldad que encierra y cuya obsesión por el ansiado y desconocido premio que se otorgará al último de los inmortales lo empuja a ir eliminando a todo el que se cruza en su camino.
Crítica
Siento no poder ser imparcial respecto a comentar esta película, porque cuando la vi siendo niño, me impactó tanto que sus efectos aún perduran, colocando un velo que enmascara sus muchos defectos, que los tiene, por supuesto.
Uno de sus puntos fuertes es la historia, no tanto lo que cuenta sino el modo de encararla, desde el punto de vista de la fantasía y la acción, pero englobado todo por un contínuo halo de melancolía, de pérdida contínua, con flashbacks al pasado que unas veces te hacen sonreir y otras reflexionar.
Destacar las escenas en las que Macleod como fiel alumno, atiende a Ramírez, con unos paisajes tan hermosos que verlos en pantalla grande escuchando una banda sonora tan especial como es la que posee, tuvo que ser una verdadera delicia.
Lambert encaja el papel, a mi juício, perféctamente, le va como un guante, con esa mirada entre melancólica y estrábica que lo hace tan peculiar. Sean Conery impecable.
Respecto a la banda sonora, tanto la parte instrumental como los temas de Queen, cabe mencionar que la simbiosis no puede ser más perfecta, reforzándose una con la otra hasta llegar al que sin duda, es el punto álgido de la película: cuando Connor, desoyendo a su mentor, decide vivr con su amada Heather hasta que esta muere de ancianidad, con el tan famoso tema de Queen de fondo. Un momento sublime que todos los de mi edad recordarán como mítico del cine de los ochenta.
Respecto a las partes "menos positivas" yo destacaría el aspecto "videoclipero" de las batallas, que no rezuman fuerza, los efectos especiales más bien pobres o algo imperdonable (salvo por un fan de la película como yo): Heather anciana...con una peluca, las cejas blancas y el resto de ancianidad que la ponga la imaginación del espectador. Pienso que se lo podrían haber currado más el maquillaje, porque hasta un niño de diez años se disfraza mejor de anciano.
Lo que pasa es que la escena goza de una fuerza tan abrumadora, con esa canción de Queen que te va adelantando lo que va a pasar, cuál va a ser el final del amor entre Heather y Connor, que te importa un pimiento todo, porque el mensaje te impacta de lleno: no es tan divertido ser inmortal si sólo lo eres tú.
La guinda del pastel llega cuando ella le pide que cada cumpleaños, encienda una vela para recordarla y más adelante, Connor enciende esa vela, haciendo que su amor por Heather atraviese el polvo de los siglos hasta llegar a aquella vieja torre en la que vivió su época más feliz, con una persona que jamás cuestionó su juventud permanente.
Última claqueta
"Del amanecer de los tiempos venimos..."
Creo que lo que realmente cautiva de esta película es la melancolía que acompaña toda la existencia del personaje que, aunque posee el don más ansiado por el hombre, la inmortalidad, no es feliz. La inmortalidad es una maldición cuando ve que sus seres queridos van desapareciendo por efecto del tiempo, mientras él permanece inalterable.
Puede contemplar el avance de la humanidad, sus aciertos y sus fracasos, pero como un espectador de un cine, sin intervenir, sin formar parte de la historia, como un dios sin otro poder que permanecer, sin objetivo que no sea otro que sobrevivir a los de su propia maldición...
No puede compartir nada, siglo tras siglo, hasta el fin de los tiempos y ¿para qué? Se encuentra perdido, la sabiduría que ha ido acumulando a través del tiempo es otro lastre, ya que toda su existencia se reduce a un solo obejtivo:eliminar al contrario.
Y cuando sólo quede uno...¿qué?
Expulsado de su comunidad, condenado a contemplar como todo lo que ama se marchita irremdiablemente, se convierte en un marginado no sólo social, sino de la vida, que se pasea por el mundo contemplando y esperando...
Es una especie de Carpe Diem eterno al que no puede acceder, puede derrochar todo el tiempo porque eso es precisamente lo que tiene, todo el tiempo y más...
Elegir una frase para cerrar este pequeño post es muy pero que muy complicado, pues esta película está plagada de ellas y la he visto tantas veces que me conozco muchas, tales como:"No me mires, Connor"(terrible), "...es mejor quemarse y desaparecer para siempre","debes dejarla, hermano", "el amor es para los poetas", "Russell Nash muere esta noche"...Pero yo me quedo con la que engloba toda la fuerza del film, toda su esencia y la que todo el mundo conoce:
"Sólo puede quedar uno"
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