Aquellos que vivimos nuestra infancia en los 70 y 80, tuvimos un par de héroes desenfadados que solucionaban sus problemas sin disparar una sola bala, aunque estuvieran en el más salvaje de los oestes, aunque se enfrentaran a mafiosos terribles: Bud Spencer y Terence Hill. Hoy, acabo de enterarme de que nos ha dejado Bud...
No voy a cansaros con datos y más datos sobre su vida, filmografía o tantas y tantas cosas, que podreis encontrar en cualquier otra página o blog, os hablaré de lo que significaron para mí aquellas películas, tal vez descubrais, que os sucedió lo mismo.
Recuerdo que la primera película que vi de este fabuloso duo cómico fue Y si no... nos enfadamos.
La alquiló mi padre en el videoclub que había a unos escasos 200 metros de mi casa, videoclub que aún sobrevive, por cierto. Me gustó y me reí tanto con ella, que la vimos el sábado por la noche y el domingo siguiente, yo la puse un par de veces más antes de que la entregaran de vuelta a su estantería. Me reí a más no poder.
Poco a poco, fuimos alquilando todas las que el videolub disponía de estos dos cómicos, incluso tuve ocasión de ver alguna en el cine.
Recuerdo que sus películas me hacían olvidarme de todo. En época de exámenes, rememoraba aquellas viejas grabaciones en Beta para descansar de los libros, incluso de más mayor, en esos períodos de bajón que todo el mundo sufre de vez en cuando, sus películas me arrancaban una sonrisa.
Ese bonachón, gordinflón y enorme personaje que de un guantazo enviaba a cuatro tíos de golpe al suelo formó parte de mi infancia, se convirtió en un héroe invencible contra el que nada podían los malos, impasible ante los puñetazos de Mezcal, arrancando muelas con las manos en la misión, con su barca cargada de bananas, robando caballos al mayor, en el coro evadiendo el tiro de Paganini, el gran asesino contratado por esos mafiosos que no querían devolverle su cochecito rojo y con la capota amarilla, devorando cervezas y salchichas, judías, lleno de mugre, pero todo con tranquilidad, con la tranquilidaddel que se sabe invencible, los héroes no pueden morir...
De niño, yo pensaba que esos personajes eran inmortales, que siempre estarían ahi, que Bud Spencer y Terence Hill harían películas sin parar jamás, porque todos nos desternillábamos de risa.
Pero un buen día, llegó la nochebuena de 1994 y se armó el Belén... Lo armaron juntos, por última vez, se despidieron de sus leñazos a duo, del oeste y de su público, cerrando un ciclo de sello inimitable, poniendo punto y final a una de las perejas cinematográficas de la comedia más universal, regalándonos una película que despedía a sus puñetazos, su oeste, sus risas y su mundo juntos.
No me resulta fácil elegir una frase para poner punto y final a una entrada que jamás hubiese querido escribir, ya que me sé tantas frases y diálogos completos de sus pelis de memoria que no sé cuál escoger.
Bueno... supongo que un diálogo de Le llamban Trinidad es lo más apropiado, ya que fue una de sus películas más famosas. Espero no errar las palabras, porque hace mucho que no la veo, si hubiera algún error en el dialogo, disculpad.
El diálogo ocurre entre nuestro querido Bud Spencer, un cuatrero apodado El Niño, uno de los forajidos de Mezcal y el hermano Tobias:
"-Oye...Emiliano...¿Quieres hacernos un pequeño favor a cambio de salvar tu asqueroso pellejo?
-Claro que sí, señor...
-Será mejor para ti...
-¿Qué ocurre?¿Qué sucede?
-Allí, en la cima de aquella colina, debe de haber un espía... Farina ha ido a rogarle que baje.
-Que el cielo proteja a nuestro amigo.
-Será mejor que proteja al otro..."
Y como siempre nos dio un poco más, hoy haré una excepción, utilizando no sólo un diálogo, sino dos, para cerrar el post. De la misma película, aunque en esta escena, Bud Spencer no abre la boca para decir ni pio, sólo vuelan un par de hostias:
"-...pero esto es agua...dónde está el vino
-Hermano, es que nosotros somos abstemios...
-¡He dicho que dónde está el vino! (guantazo al canto). ¡Pónganse todos en fila!¡Obedezcan!
.....
- Dónde está el vino...(guantazo)
-Dónde está el vino... (guantazo)... ¡Idiota! estos son mis hermanos y a mis hermanos, sólo les pego yo.
Mezcal se acerca a el Niño y se dispone a preguntar por el vino. Tras hacerlo, la hostia que le devuelve el Niño lo tumba al suelo y tras otro intento en el que Mezcal es levantado del suelo medio atontado por sus secuaces, Tobias le dice:
-Hermano, es lo que trataba de decirte... Estos hermanos pertenecen a otra confesión y observan la ley bíblica de ojo por ojo y diente por diente... Será mejor que nos perdoneis y que volvais en otra ocasión...
- Sí... será mejor... ¡Cuidado, Mezcal no olvida!"
Gracias por todo amigo Bud, nunca te agradeceré lo suficiente los ánimos que me daban tus películas en determinados momentos...