jueves, 10 de mayo de 2018

The bad batch


Director:Ana  Lily Amirpour
Actores: Suki Waterhouse, Jason Momoa, Keanu Reeves, Jim Carrie
Género: Postapocalíptico
Duración: 119  min
Año: 2016
País: EEUU

Argumento

Una chica es abandonada en lo que parece ser una frontera por una patrulla, con una garrafa de agua y un número tatuado en su cuerpo. Ante ella, un abrasador desierto y ser considerada defectuosa es lo único que tiene. Comienza a caminar por el desolado páramo hasta que  a lo lejos aparecen unos tipos que la secuestran y la llevan a su campamento, una vez allí, le amputan un brazo y una pierna, manteniéndola viva para irla usando a la hora del aperitivo...

Crítica

Tras un arranque tan desgarrador y brutal como el que acabamos de describir, nos encontramos con una película de esas que o te fascina o se te hace insoportable, y no precisamente por la contundencia de sus iniciales 30 minutos, monosilábicos ya sería decir mucho, en los que se nos muestra un mundo atroz y descarnado, donde el  ser humano se divide entre cazador y presa, sino porque tras ello, la acción se estanca hasta casi desaparecer por completo y se transforma en una especie de reflesión.

 Puesta en escena simple y un guión parco en palabras que se centra mucho más en los secundarios que en la propia protagonista, haciendo que tu interés por ella desaparezca y te centres en los personajes masculinos (Momoa, Carrie, Reeves), pero que te quedes con las ganas. Mi pregunta es...¿acaso no contar nada sobre nadie, ni una sola pincelada salvo del "Miami Man" es beneficioso?
Como no hay por donde meterle mano, nos podemos decantar por pensar que no cuentan nada porque no tienen nada que contar o porque, dejando abiertas todas las puertas, será el espectador quien haga el esfuerzo de echarle imaginación y rellenar los huecos que faltan.
A mi juício, hace falta ser muy fan de las pelis distópicas, postapocalíticas y "raritas" para poner tu mente a funcionar y sacarle algo, para llegar al mismo lugar de siempre: la crítica mejor o peor encubierta de nuestra sociedad actual, oculta tras los excesos de esa hipotética sociedad futura, que se fagocita a sí misma...

Última claqueta

Vivimos en un mundo en el que "el hombre es un lobo para el hombre", en el que no dudamos en pisotear a nuestros semejantes para alcanzar o al menos intentarlo, nuestras metas.
Una vez más, la sociedad actual y sus miserias son elevadas a la enésima potencia para, camufladas, servirlas sobre la bandeja distópica y hacernos sentir verdadero asco, miedo y desprecio por la sociedad que retrata.
Los que ya estamos curtidos en distopías filmicas o literarias, rápidamente hacemos las asociaciones necesarias, pero para aquellos que se atrevan a darle una oportunidad a esta película y no estén muy puestos en el tema, les daré unas breves pinceladas para que la puedan disfrutar.
Tenemos por un lado a unos canívales que se zampan a sus semejantes de forma despiadada, que los mantienen vivos con sus miembros amputados a la espera de la siguiente hora del rancho (recordad la similitud con la escena de "The road", de idénticas características) y es que en un mundo sin congeladores, lo mejor es mantener la comida viva para que no se descomponga. Al igual que en nuestra sociedad, si no perteneces a ningún grupo, si vagas perdido por el desierto sin estar con nadie, o caes en las garras de unos o de otros, pero ambos te usaran mientras les sirvas.
Por otro, un salvador, un mesias que surge entre la ruína para ofrecer una alternativa a la barbarie, de seguridad, bienestar y confort más aparentes que otra cosa, pues mantiene a los ciudadanos de su creación bajo los efectos de las drogas y su uso personal, para extender su prole, lobotomizados entre música y pastillas, completamente idos, ajenos a sus planes y agradecidos, encima, por tan beneficiosos momentos de diversión y evasión de la realidad (más o menos lo que las televisiones hacen hoy en día: ofrecer carnaza para tener entretenido al respetable, pero de contenidos vacios).

No la recomiendo a todos aquellos que no estén acostumbrados a escenas tan salvajes, aunque en realidad no se ve nada, en las que con muy poco, tu mente lo hace todo y al acabar, si intentas recordar una escena truculenta, te darás cuenta que fuiste tú quien la puso y que tan sólo te ayudaron a crearla, arropado por la nula muestra de lenguaje, como animales, sin mediar palabras.

A mí, por momentos me ha encantado, en otros me ha aburrido y en su conjunto no sabría que decir, ya que me dejó con ganas de saber más, pero a la vez cansado de un metraje extenso para que me cuenten lo de siempre.
Para postapocalípticos recalcitrantes dispuestos a poner ellos lo que falta.